Educación mixta: Sus fortalezas en torno al Sistema

Jocelyn Uribe fotoDra. Jocelyn Uribe
Directora Carrera de Educación Parvularia, U.Central

Desde el escenario de la igualdad, se hace interesante el relevar una educación mixta al interior de nuestro sistema, dado que efectivamente a través de ella, se facilita una interacción positiva basada en el respeto y legitimidad del otro. Las evidentes diferencias entre sexos, dan apertura a instalar nuevos diálogos, códigos y formas de relacionarse, frente a lo cual la particularidad no tiene por qué transformarse en un elemento que dificulte una sana y natural convivencia.

A su vez, algunos estudios dan cuenta que a través de una interacción constante de carácter mixta, la sexualidad se toma con mayor naturalidad y se propicia una mayor sociabilidad por parte de los estudiantes. En este sentido, es altamente meritorio que establecimientos educacionales más tradicionales, hayan dado apertura a instalar de manera paulatina y progresiva, la incorporación de niñas y niños, desde kínder con proyección hacia el resto de los niveles.

En este contexto, el sistema de Educación Parvularia, ha sido tradicionalmente un sistema mixto de la misma forma que el de Educación superior. Por lo tanto, ¿Qué sucede en la educación básica y media que opera con resistencia frente al tema? Pensemos en la situación de jóvenes que han sido educados durante toda su enseñanza en establecimientos de un solo sexo, y que a su egreso se ven enfrentados a optar por una carrera técnica, profesional o una actividad de cualquier naturaleza, la cual –salvo escenarios muy particulares- los hará enfrentarse a realidades que involucren actividades mixtas, afectando de esta forma en muchos sentidos la capacidad de relación social y laboral que logren establecer.

Sin embargo, y en esta misma línea, también existen estudios y estadísticas a nivel nacional e internacional, que si bien destacan lo positivo del ámbito social y de un desarrollo natural de la sexualidad en sistemas mixtos, revelan que al interior de los mismos, existe una baja en el rendimiento académico de los estudiantes, basada fundamentalmente en elementos distractores propios de compartir entre sexos, privilegiando el plano social por sobre el estudio. Probablemente, la clave está en el acompañamiento que los docentes y las familias realicen a los estudiantes, desde la perspectiva que en educación, siempre interactuamos con la riqueza de los procesos y no solo con el horizonte de resultados finales.

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