35 años con los que nadie más está

Pedro Urrutia ArévalosPor Pedro Urrutia, Jefe de Operación Social de la Araucanía

“Una nación más que la tierra, es misión que cumplir”, decía el padre Hurtado. Nuestra tierra sufre de olvido y de malas soluciones porque no son las que necesitamos. ¿Cómo esperamos resolver nuestros problemas si no consideramos a los más excluidos, sobre todo a la hora de avanzar en grandes proyectos que afectan sus espacios?

Tener innumerables recursos naturales, tierras fértiles, zonas boscosas, borde costero, lagos cristalinos y paisajes de postal no siempre es sinónimo de riqueza. La Araucanía es buen ejemplo de esto: 170 mil personas viven en situación de pobreza en la Araucanía, el 60,7%  de ellas habita en zonas rurales y en las ciudades hay 400 en situación de calle. Muchas mueren sin que haya de ellas un registro oficial, como si no hubieran existido. 

“El primer elemento para centrar la vida es ver. Y casi anterior a éste es querer ver”, sostenía Alberto Hurtado. Por eso debemos ponernos en los zapatos de los pueblos originarios, de los campesinos que viven a kilómetros de los servicios de salud, de los niños que deben caminar largas distancias para llegar a la escuela, de las familias que no tienen acceso a agua potable ni a alcantarillado, de los adultos mayores postrados y perdidos en una estancia en el monte, para tomar decisiones de política pública que favorezcan a la Araucanía y su gente.

En 1984, la causa del padre Hurtado abrió las puertas del Hogar de Mujeres en Temuco, constituyéndose en la primera filial del Hogar de Cristo en la Región de La Araucanía. La misión era dar techo, alimento, educación, oportunidades a las más pobres entre las pobres. Hoy, a 35 años del inicio de la misión en el territorio, la necesidad es la misma, aunque  amplificada por problemas nuevos. De ellos, los llamamos a hacerse parte y contribuir con nosotros para estar allí donde nadie más está.

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